De pronto desperté, el letargo y la fatiga no me abandonaban
en lo absoluto. Sentía una extraña resaca colmando mi hastiada y desorientada
visión del entorno en que estaba, intente levantarme y no tuve fuerzas para
hacerlo, sentía una sequedad absoluta, desde mis entrañas sentía la necesidad
de un trago. Creo haber dormido por más tiempo después de esa breve y nublada
visión, no sabia aun en que lugar me encontraba.
Volví a abrir los ojos como si se tratara de un pestañeo
pero el tronar de mi cabeza me hizo consiente de que tiempo había pasado desde
que intentara incorporarme, cada pulsación irradiaba un profundo y agudo dolor
que envolvía mi cráneo, aun no era capaz de recordar, y la oscuridad me hacían
mas difícil saber en que lugar me encontraba.
Gire en rededor para ponerme de pie, quise bajar mis pies
del catre frio en el que me encontraba, pero estaba en deslavado piso, con mi
mano izquierda toque un viscoso fluido que estaba entorno a mi, entonces me
llene de espanto y desesperación aun sin poder ver mi rostro sentí como se
contraía en una mueca de tétrica desolación, intente tocar con mi mano derecha
la sustancia que se adhirió como una putrefacta baba a mi mano, hice el ademan de unirlas como si
de un saludo se tratara pero cuando debían encontrase solo abanique con mi mano
izquierda por sobre mi pecho. Mi cuerpo como movido por un resorte se incorporo
y una ola inmensa de dolor sacudió desde mi frente hasta mis pies, el gemido
que dibujaba mi boca no se hizo sonoro por la sequedad de mi garganta. No sabia
cuanto tiempo llevaba en ese lugar, ni como llegue a perder un brazo.
Me levante a duras penas y camine hacia un hilo de luz que
se colaba a una gran distancia, con mi mano izquierda sujete la herida en mi
hombro y prácticamente me arrastre hacia él. Abrí de par en par un pesado
cortinaje que delato un brillante y enceguecedor día que incremento mi dolor,
gire y mire los charcos de sangre que me seguían desde mi habitación, donde
había dibujado en el piso un pórtico hacia el dios sin rostro, caí desmayado
enseguida.
Cuando reaccione estaba sedado y traía limpios vendajes en distintas partes
del cuerpo, estaba en la vieja y mohosa casa victoriana al cuidado de mi
adorable señora Clark, recordé de forma vaga al faraón negro devorando mi brazo
como salvaguarda para cruzar el portal hacia mi hogar.
Mi tía al verme abrir los ojos solo lloro y volteo, nadie
entendía que siguiera vivo. Pronto
retome mi labor y encontré la llave que me permite viajar por el reino de Nyarlathotep
con total seguridad. Desde entonces puedo vigilar el escenario del mundo desde
una butaca mas elevada y se me permite observar incluso actos del mismo
infierno.
Tumor...
1 comentario:
Ya quiero poder ilustrar tus textos. Así no más te lo digo
Publicar un comentario